domingo, 4 de noviembre de 2012

Melancolía de la infancia


   
 
        La gente que ha leído ¨La memoria esquiva¨ se acerca sigilosa y me comenta que muchas de las cosas que le ocurren a Mauricio Astana  les recuerdan a su propia infancia. Muchos dicen haber jugado en las calles, correteado por los campos que rodeaban los pueblos donde pasaban los veranos. Las personas de mi generación, que ahora rondamos  los cuarenta años, hemos tenido la inmensa suerte de vivir experiencias muy difíciles de repetir en la actualidad. Muchos de nosotros tenemos estrechos vínculos con pueblos alejados de las grandes ciudades. O bien se ha vivido en ellos los años de la infancia, o durante los veranos se iba a su encuentro ansiando la libertad que ofrecían. Sin embargo un día me llegó la voz entrecortada de una compañera que dijo algo qe me sorprendió. No le gustaba recordar su infancia por que había sido tan feliz que le producía una melancolía dolorosa. Pensaba que le resultaría imposible  mejorar ese estado de eterna inocencia que te hace ver el mundo como bañado por una luz especial.Supongo que me llamó la atención este comentario por que algo semejante debe ocurrirme a mí. Me encanta revivir mi infancia pero cuando mi mente vaga por esos caminos algo chirria en mi interior.Creo que lo que me desconcierta es el choque de la fotografía del pasado con la del presente.¿ Por que lo que fué tan importante en mi infancia ahora resulta anodino, monótono?. No creo que sepa responderme estas preguntas pero  me gusta compartirlas con vosotros.
 
     Quiero aprovechar esta entrada para recomendar dos libros donde la infancia adquiere una relevancia especial. El primero es un libro que he terminado de leer hace escasas horas y que me ha sorprendido, encuentro en él curiosos paralelismos con ¨La memoria esquiva¨( esta similitudes son subjetivas y ni mucho menos quiero decir que escriba tan bien como lo hace el autor referido, cuya larga trayecotia lo avala. El libro se llama ¨El viento de la luna¨de Antonio Muñoz Molina.
 
       El segundo es muy diferente, pero creo que quién no lo conozca y lo lea descubrirá en él algo maravilloso. Se trata de ¨Las cenizas de Angela ¨de Frank Mc Court. Vida dura y ácida a flor de piel pero con un lirismo y un humor que te desbordan.
 

2 comentarios:

  1. Es cierto que un comentario recurrente ronda las conversaciones con mi hermano "Nunca debimos salir del pueblo", pero realmente no se si nuestra vida cambió por el sitio o por la edad(nos fuimos con 14 años) A veces la nostalgia y la melancolía se asoman pero no pueden empañar la inmensa alegria de los recuerdos.
    "Las cenizas de Angela" lo recuerdo durillo, la verdad

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  2. Ramón, mis mejores recuerdos están allí, en los veranos de mi pueblo, nunca jamás pensé que esos recuerdos se podían superar en felicidad, más cuando años después, ya con cierta edad volvía y aunque mis sentimientos hacia esa tierra eran tan grandes, las cosas eran muy distintas y me venía con un cierto resquemor pensando que ya nada sería igual, pero me volvía a equivocar, fui madre y con siete meses de vida lleve a mi hijo a conocer la tierra de su madre y he seguido haciéndolo, le he enseñado mis sitios especiales, mis gentes, y lo más importante, le he creado un mundo de amistades y de libertad que aquí no tiene, puente a puente, semana santa a semana santa y verano a verano mi hijo hoy en día está viviendo lo que yo viví y eso colma mi felicidad porque sé que mi hijo está disfrutando lo que yo disfrute.
    No sé si me explico, pero para nuestra pandilla ahora casi toda cuarentona, no hay mayor satisfacción que ver a nuestros hijos, hacer y disfrutar lo mismo que nosotros a su edad.
    Un saludo.
    María.

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