miércoles, 24 de octubre de 2012

Enfrentado al abismo





  Cuando uno vuelca toda su ilusión en un proyecto. Al ver que algo intangible y vaporoso adquiere consistencia real, se siente como si estuviera fuera del mundo cotidiano. Hemos conseguido vender los 500 ejemplares de la primera edición. Estoy contento, no era fácil llegar hasta aquí.
  Sin embargo una sensación extraña, parecida a una sombra, me acompaña en estos momentos. La pregunta es inevitable:¿que hacer ahora? Seguir adelante y luchar denodadamente por una ilusión o detenerse y sentarse al borde del camino.
  Tengo que reconocer que estoy exhausto, la pasión que me hace seguir adelante también me ha ido erosionando de manera lenta. No sería capaz de mantener el ritmo de estas últimas semanas , un ligero rumor de vida rutinaria me reclama, mi anterior vida suena como música de fondo. Necesito silencio para reflexionar, retirarme del escenario y ver con perspectiva.
   Mucha gente me ha dicho durante los últimos días que me notaban exultante, efusivo, que tal vez no fuera normal.Reconozco que la pasión por este proyecto me avasalla, que en ocasiones he creído ser pesado hablando siempre del mismo tema. Os pido perdón. Pero también me digo :que sentido tiene la vida sin el temblor de la emoción, sin la inquietud por la esperanza de ver cumplido un sueño. Como dice la canción de Aute ¨me va la dida en ello¨.
 Gracias a todos los que me han echo sentir que la vida es algo miterioso pero sin duda bello.

1 comentario:

  1. Jorge Alonso.
    Hola Ramón.
    Te felicito de nuevo por La Memoria Esquiva. He disfrutado un montón paseando por las intrahistorias de Mauricio, Fernando, José Lafuente, los abuelos Agustina y Ramón o los Milindres. También, recordando las calles árabes de Liétor, la ermita de Ntra.Sra de Belén, la fuente del Pilar, la visita guiada por el cura al museo de la Iglesia, con su órgano... Ha sido un inesperado regalo a mis recuerdos y sensibilidad. Así que, además de felicitarte, te debo agradecimiento por el torrente de sentimientos que me has provocado.
    Soy esa clase de personas poco dadas al análisis teórico sobre las cosas. Lo que veo, escucho, etc..., o me gusta mucho, o menos, o no me gusta. En general, me atrae o convence algo si resulta comprensible o creible a mis sentidos, si me "echa la puerta abajo" como ha sido el caso de tu novela. Pero a la hora de sacar conclusiones me noto inseguro e incómodo. Así que no me veo muy capaz de contribuir desde fuera al proyecto de La Memoria Esquiva.
    Creo que comprendo bien el estado anímico y psicológico en que te encuentras a éstas alturas. A mi me parece que es todo supernormal tratandose de tí. No lo sería tanto en el caso de que tú no fueras el que eres, es decir: sensible, sincero, sencillo y transparente. Así que... nada de preocupaciones socio-relacionales. A seguir haciendo lo que te pida el cuerpo, o sea, tus honestos sentimientos. Me parece que con el paso de un poco más de tiempo te reaparecerá esa rutina terapéutica a la que haces referencia y que es muy compatible con ese "temblor de la emoción" que mencionas.
    Un fuerte abrazo, Ramón. Espero podernos tomar unos caracoles en Lietor.
    Jorge.

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